Las épocas electorales son sin duda aquellos momentos en
donde las utopías son el pan de todos los días. Es difícil definir a ciencia
cierta que es lo que provoca en la sociedad tanto bombardeo publicitario;
caminas por las calles y hay publicidad electoral, miras la televisión,
escuchas la radio, estas en internet, lees el periódico, miras videos por
YouTube, y de cualquier forma encuentras algún spot y/o ataque entre partidos.
Es lamentable la cantidad de dinero invertido por cada
partido para sus campañas. Claro, vivimos en un país con una desbordante
opulencia, en donde nos sobra tanto dinero como para derrocharlo en papel e
intentos (algunos muy desesperados) de convencer al pueblo de que el país rosa
será posible si votamos y apoyamos las propuestas de algún candidato.
Lo más curioso del caso, son aquellos fanáticos que
comienzan a ser parte de dichos ataques/acosos. Esta bien defender la ideología
que cada ser humano practicamos, pero existe una delgada línea entre apoyar en
lo que creemos e intentar imponer una forma de ver y pensar las cosas.
Sin duda, los más afectados en muchas ocasiones son los jóvenes.
Aquellos seres que acaban de obtener el derecho divino de poder votar y que en
ocasiones son manipulados de formas tan estúpidas que te hacen pensar si
realmente tienen la edad para tomar decisiones que pudieran cambiar el rumbo de
un país.
Por citar un ejemplo, (imaginando hipotéticamente que esto
ocurrió en mi universidad, justo al lado del lugar en donde me siento):
Una chica universitaria, de aproximadamente 20 años tiene
una platica con uno de sus compañeros, el tema central es ¿Por quién vas a
votar?. Luego de algunos minutos debatiendo sanamente sobre las propuestas de
dos partidos, el tema comienza a ponerse pesado, un ambiente demasiado denso en
donde yo observaba a la distancia, prestando atención a cada una de las
palabras.
Luego, la frase que cambió mi vida salió de los labios de la
chica: “¡PERO COMO VAS A VOTAR POR EL/ELLA! LO QUE TIENES QUE HACER ES VOTAR
POR (inserte partido Amoroso)” Al notar que la respuesta de la otra persona
seguía firme y que no pretendía cambiar de parecer, la persona en cuestión
dijo: “¡ASHH! Los que no votarán por AMLO no piensan”
¡CHAN, CHAN, CHAN!
Esto sin duda alguna, fue un claro ejemplo de cómo sin
conocer realmente todo el trasfondo que tiene un partido político sean cual
sean sus colores, la gente se deja manipular de una forma aberrante. Pareciera
como si todo el pueblo fuese un bebe con pañales para adultos, los cuales con
mostrarles lo que para ellos es “la verdad”, “el camino correcto”, “las faldas
que son pantalones” o “las combis de la amistad” estos automáticamente entrarán
en un trance donde sus mentes parecieran no captar algo más que ataques.
Como diría un dicho muy popular: “Vive y deja vivir”. Es
mejor mantener tu postura, seguir tus ideales sin pretender que todos los sigan,
y dejar que las personas sigan los propios.
En estas épocas electorales la moraleja del día es:
Sino quieres perder una amistad y caer en la arrogancia de tus palabras por defender algo que es indefendible como la política (ojo que todos roban igual), no toques estos temas con tus amigos, sigue disfrutando con ellos de las cosas que los hacen felices, al final cada quien votará para sus intereses.
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